martes, 4 de abril de 2017

EL HOMBRECITO ESTRELLA DE HIERBAS

EL HOMBRECITO ESTRELLA DE HIERBAS
(Adaptación de un cuento popular inglés)

Había una vez una viejecita que iba caminando por las dunas de arena, donde las hierbas crecen altas y espesas. Y vio en medio de un grupo de hierbas algo que parecía una bola redonda de hierba. Cuando se agachó para cogerla, de repente surgió una pequeña cabeza de hierba, unos brazos de hierba y unas piernas de hierba. y un hombrecito estrella de hierba rodó de sus manos y corrió por la playa.
"Detente, hombrecito estrella, quiero jugar contigo", gritaba la viejecita. Pero el hombre estrella le respondía:

¿Jugar? ¿jugar? ¡No, yo no!, que voy de regreso al cielo.
No tengo tiempo para jugar, pertenezco al cielo, donde vive el sol.
¡Corre, corre todo lo rápido que puedas!
No podrás atraparme, soy el Hombre Estrella de Hierba.

Y siguió rodando por la arena y la viejecita corría detrás de él. Y llegó a donde un perro perseguía a las gaviotas. Cuando el perro le vio, ladró:
"¡Guau, guau! Detente, hombrecito estrella, quiero jugar contigo". Pero el hombre estrella le respondía:

¿Jugar? ¿jugar? ¡No, yo no!, que voy de regreso al cielo.
No tengo tiempo para jugar, pertenezco al cielo, donde vive el sol.
Me he escapado de una viejecita y me puedo escapar de ti sin recelo.
¡Corre, corre todo lo rápido que puedas!
No podrás atraparme, soy el Hombre Estrella de Hierba.

Y siguió rodando por la arena y la viejecita y el perro corrían detrás de él. Y llegó a donde un cangrejo justo salía de un agujero en la arena. Cuando el cangrejo le vio, gritó:
"¡Clac, clac! Detente, hombrecito estrella, quiero jugar contigo". Pero el hombre estrella le respondía:

¿Jugar? ¿jugar? ¡No, yo no!, que voy de regreso al cielo.
No tengo tiempo para jugar, pertenezco al cielo, donde vive el sol.
Me he escapado de una viejecita y de un perro y me puedo escapar de ti sin recelo.
¡Corre, corre todo lo rápido que puedas!
No podrás atraparme, soy el Hombre Estrella de Hierba.

Y siguió rodando por la arena y la viejecita, el perro y el cangrejo corrían detrás de él. Y llegó a donde unos pescadores pescaban en la orilla. Cuando los pescadores le vieron, gritaron:
"Detente, hombrecito estrella, queremos jugar contigo". Pero el hombre estrella les respondía:

¿Jugar? ¿jugar? ¡No, yo no!, que voy de regreso al cielo.
No tengo tiempo para jugar, pertenezco al cielo, donde vive el sol.
Me he escapado de una viejecita y de un perro y de un cangrejo y me puedo escapar de vosotros sin recelo.
¡Corre, corre todo lo rápido que puedas!
No podrás atraparme, soy el Hombre Estrella de Hierba.

Y siguió rodando por la arena y la viejecita, el perro, el cangrejo y los pescadores corrían detrás de él. 
Justo en aquel momento el Padre Sol asomó su dorada cabeza por una ventana entre las nubes y envió sus dorados rayos de sol desde el cielo hasta la arena. Uno de los rayos iluminó al hombrecito estrella de la cabeza a los pies y salpicó brillo de oro sobre él. El hombrecito dejó de rodar y se sentó para admirar su nuevo abrigo dorado.
"Vaya", pensó orgulloso, "debo de ser tan importante que no tengo que visitar al Sol, el Sol ha venido a visitarme".
Como estaba sentado, admirando orgulloso su abrigo dorado, la viejecita pudo cogerle. "¿Te gustaría venir conmigo?" dijo la viejecita. "Me gustaría colgarte en mi casa como una luz navideña en Nochebuena".
"¡Oh, sí!", dijo el hombrecito. "¡Me gustaría ir, con mi nuevo abrigo brillaré tanto como el sol". La viejecita se sacó un trozo de cuerda del bolsillo, ató un extremo a su dedo y otro al hombrecito estrella y así lo llevó a su casa. Y como brillaba tanto lo colocó en su habitación como luz navideña.
En cuanto al perro, volvió a perseguir a las gaviotas. El cangrejo se volvió a su agujero en la arena y se quedó dormido. Y los pescadores... bueno, si vas a la playa puede que les veas allí quietos, pescando a la orilla.

(The Grass Star Man)

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