martes, 4 de abril de 2017

EL PALITO MÁGICO

EL PALITO MÁGICO

Había una vez una niña que se aburría de jugar con sus juguetes. Estaba sentada bajo un árbol frondoso al fondo del jardín, cuando de pronto, una ramita se rompió y cayó al suelo justo a su lado. Y lo más extraño es que parecía que cantaba:

Envuélveme en colores brillantes,
cuídame como a un diamante.
Y te mostraré un tesoro,
cuando llegue el momento, que será pronto.

La niña estaba asombrada de oír a un palito cantar. "Debe de ser un palito mágico", pensó, lo cogió y se lo llevó a su casa. Cuando llegó, se fue directamente al cesto donde su madre tenía los ovillos de lanas de colores. Fue cogiéndolos de uno en uno y empezó a envolver el palito en colores brillantes. Luego lo llevó a su habitación y encontró un lugar seguro en el que dejarlo, en la mesilla de noche al lado de su cama.
Cuando se despertó por la mañana, escuchó cantar al palito.

Te mostraré un tesoro, ¡ven, sígueme, pronto!

Al coger el palito, sintió como que empezaba a agitarse y parecía decir "¡Sígueme!" Dejó que el palito le mostrara el camino. Y la llevó al jardín, justo a un lugar donde encontró unas preciosas plumas de ave. "Este debe de ser el tesoro", pensó la niña y decidió atar las plumas al palito mágico para hacerlo más hermoso.
Cuando se despertó por la mañana siguiente, escuchó cantar al palito otra vez.

Te mostraré un tesoro, ¡ven, sígueme, pronto!

Salió de casa, siguiendo al palito mágico, y llegó a la playa. Y allí, en la arena dorada, había unas preciosas conchas de color rosa y blanco. "Este debe de ser el tesoro", pensó la niña y decidió atar las conchas al palito mágico para hacerlo más hermoso.
Cuando se despertó por la mañana siguiente, escuchó cantar al palito otra vez.

Te mostraré un tesoro, ¡ven, sígueme, pronto!

Pero esta vez el palito no la llevó fuera de casa. En vez de eso, mientras cantaba, la guiaba a la habitación de sus padres. Allí había un bebé muy pequeño en una cunita, estaba envuelto en una sábana blanca. "Esto sí que es un tesoro", pensó la niña y levantó el palito mágico con sus colores brillantes, sus preciosas plumas y conchas, para que lo viera el bebé. El bebé sonrió y la niña se sintió feliz.
Desde aquel día, el palito mágico ha ayudado a la niña a encontrar otros tesoros y a vivir aventuras. Pero su tesoro preferido fue encontrar un bebé envuelto en una sábana blanca en la habitación de sus padres.

(The Magic Stick)


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